Arturo Barría Araneda, víctima de la Dictadura de Pinochet
Soltero, 38 años a la fecha de su secuestro, Profesor de Música del Liceo Darío Salas,
militante del Partido Comunista, ex Dirigente Gremial en la Universidad de Chile, con
domicilio en la comuna de Santiago, fue detenido el 28 de agosto de 1974,
encontrándose desde entonces en calidad de detenido desaparecido.
Los hechos que culminaron en su desaparición se iniciaron el 26 de agosto de 1974,
cuando se realizaron los funerales de un alumno del Colegio, en dicha ceremonia
fúnebre se habría cantado "La Internacional" y gritado consignas políticas, lo que
fue informado al Rector Delegado de ese establecimiento educacional, Capitán Luis
Pavés, por la Directora del Liceo Rebeca Román y el Inspector Mario Valenzuela.
Pavés citó verbalmente a los profesores Nieves Piedad Pizarro del Río, Rosa Amelia
Camacho Parra y la víctima, más el alumno de 4° Medio de ese Liceo, Roberto Meneses
Gaete, para presentarse el 27 de agosto a las 14:30 horas a la Escuela de Suboficiales
del Ejército. Cuando se presentaron, los afectados fueron interrogados separadamente
por el mismo Capitán Pavés y otro Oficial.
Alrededor de las 18:00 horas, les fue comunicado a los acompañantes que los cuatro
requeridos serían trasladados al Comando de Institutos Militares, ubicado en las
dependencias de la Escuela Militar en Apoquindo con Vespucio.
En este lugar fueron recibidos por un General de apellido Hidalgo, el que les señaló que
serían interrogados y en seguida liberados, dado que el hecho que se les atribuía no
tenía mayor gravedad, sin embargo, no fue así, ya que el Comandante encargado de
interrogarlos los envió a la Escuela de Telecomunicaciones, donde pasaron la noche.
Al día siguiente, 28 de noviembre, fueron conducidos nuevamente al Comando de
Institutos Militares esta vez iban esposados donde fueron interrogados e incomunicados
entre sí. Permanecieron en el subterráneo de este recinto hasta alrededor de las 21:00
horas, luego de lo cual fueron sacados violentamente, se les vendó la vista y los trasladaron
a Cuatro Alamos, recinto bajo tuición de la DINA y donde se mantenía incomunicados a
los detenidos.
De esto quedó constancia en el Oficio N°3550/303, de fecha 29 de agosto de 1974,
firmado por el Comandante de Institutos Militares, con el que se hizo entrega de los
prisioneros.
Días después, el 4 de septiembre, los cuatro fueron sacados de este lugar y trasladados
a un recinto secreto de la DINA, vendados, donde fueron interrogados, regresando a 4
Alamos en horas de la noche.
Juan Ramírez ex dirigente sindical de MADECO, quien compartió con la víctima en Cuatro
Alamos, relata que Barría le contó que el interrogatorio versó sobre un viaje que había
efectuado a Cuba años antes, donde había participado en cursos relacionados con su
profesión. Según Ramírez, Arturo Barría fue sacado en dos oportunidades a interrogatorios.
El 12 de septiembre, el joven Roberto Meneses fue dejado en libertad y las mujeres
fueron traspasadas a Tres Alamos, donde permanecieron varios meses recluidas y
posteriormente dejadas en libertad.
Entre los prisioneros que recuerdan la estadía de la víctima en Cuatro Alamos, además
de Juan Ramírez, se encuentran Cristián Van Yurick, Manuel Salinas, Mario Aguilera y
Blanca Rosa Bustos.
Según el testimonio de, María Antonieta Castro, en septiembre de 1974 ella vio a la
víctima en Villa Grimaldi muy torturado. Es posible que se trate de una de las veces
en que fue sacado a los interrogatorios.
Por su parte Aguilera y Ramírez expresan que Barría formó un Coro con los presos y
participaba en los shows que hacían, con autorización de los guardias.
En una ocasión, este Coro cantó en el pasillo para las detenidas.
Blanca Bustos recuerda haber escuchado en una oportunidad que alguien cantaba el
Ave María de Schubert y que las otras prisioneras le contaron que quien cantaba era
Arturo Barría.
Tanto Aguilera como Ramírez coinciden también en señalar que guardan un grato
recuerdo de la víctima, quien se destacaba por su cordialidad, su orden y una
actitud protectora hacia su alumno Roberto Meneses hasta que éste salió libre.
Así mismo, Aguilera manifiesta que Arturo Barría fue sacado de Cuatro Alamos,
junto a otros prisioneros, el 30 de septiembre de ese año y nunca más volvió a
saber de su persona.
Esta fecha coincide con la señalada por las profesoras detenidas con él, como la
última vez que tuvieron comunicación con su colega.
Familiares suyos recibieron una tarjeta postal, fechada el 8 de enero de 1975,
enviada desde el Balneario de Quinteros, según timbre de Correos y lo indicado
en la misma tarjeta. La escritura adolece de errores ortográficos y firma "Arturín",
apelativo con que llamaban amigos y familiares al afectado.
La actriz Gloria Laso, quien sobrevivió a su paso por los recintos de la DINA, en
su libro “El río que fluía hacia arriba” (páginas 103-104), recuerda a Arturo en
el recinto secreto de detención, y escribe: “… el momento más trágico fue una
noche en la que se empezaron a formar algunos prisioneros elegidos en el largo
y estrecho pasillo... las puertas se abrían y los guardias nos recorrían lentamente
con la mirada, para finalmente elegir una persona…
Tras la puerta cerrada sentíamos órdenes, gemidos y pies que arrastraban cadenas.
De pronto un grito rompió el escalofrío que nos suspendía, la voz siguió en la misma
nota y entonó el ´Himno a la Alegría´.
Una a una se fueron sumando las voces de decenas de cautivos, incluidas las nuestras.
Hoy me recuerdo cantando a todo pulmón ven canta, sueña cantando, vive
soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos´ llorando
y aferrada a la puerta de la celda, intentando, como todos, dar fuerza a esos
desconocidos cuyos rostros nunca vería y que sin embargo eran mis hermanos,
enfilando sus pasos hacia la muerte llenos de dignidad...
Con el tiempo supe que el hombre que cantaba era un profesor de música de apellido Barría.
Deben saber sus descendientes que, él solo, sostenía con su temple a todos los demás”.
En julio de 1975, su nombre apareció en una nómina de 119 chilenos muertos en
Argentina, según información publicada por el periódico brasileño "O’DIA" y la revista
argentina "LEA". Los medios de prensa que publicaron esta falsedad no eran conocidos
en sus países y sólo salieron a la luz pública en esa oportunidad, con el indudable
objetivo de propagar esta infamia.
Las autoridades argentinas y brasileras señalaron oficialmente desconocer estos hechos.
Por otro lado las autoridades del gobierno militar chileno, se vieron en la obligación de
informar a los Tribunales de Justicia que no había constancia de estas muertes, como
tampoco de la salida del país de las 119 personas que componían esta
nómina, más bien existen múltiples testimonios de que todas las personas mencionadas,
al igual que la víctima, habían sido detenidas por efectivos de seguridad chilenos y se
encuentran desaparecidos desde entonces.
El profesor Arturo Barría vivía con dos ancianas tías de 71 y 83 años a la fecha, las que
lo habían criado luego de la muerte de su madre.
Ambas dependían principalmente de los ingresos que él recibía.
El 29 de agosto de 1974 se interpuso un recurso de amparo en su favor y en el de los
otros tres detenidos junto a él, ante la Corte de Apelaciones de Santiago, la Corte ofició
de inmediato a los Ministros de Interior y de Defensa para que informaran sobre los
arrestos denunciados.
Tres meses después, el Ministro de Defensa respondió que SENDET había informado no
registrar antecedentes del afectado, solo después de varios intentos por obtener información
respecto de Arturo Barría, recién el 4 de febrero de 1975, seis meses después que se
solicitara por primera vez al Ministro del Interior General César Benavides, éste respondió que
el afectado no se encontraba detenido por orden de ese Ministerio.
Con el mérito de esta respuesta, el 5 de febrero de 1975 la Corte declaró sin lugar el amparo,
resolviendo a la vez remitir los antecedentes al Juzgado del Crimen correspondiente para que
se investigara la comisión de algún delito.
Hasta la fecha Arturo Barría Araneda permanece en calidad de detenido desaparecido.
Justicia para él y para todas las víctimas de la represión.
En febrero de 2017, la Corte de Apelaciones de Santiago condenó a cinco ex agentes
de la dictadura de Augusto Pinochet por el secuestro calificado (desaparición) del
profesor de música Arturo Barría Araneda, un profesor de música de 38 años y miembro
del Partido Comunista, desaparecido desde un campo de presos políticos en septiembre
de 1974 y al año siguiente su nombre fue incluido la llamada Operación Colombo.
La citada operación fue una maniobra de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional)
destinada a encubrir la desaparición de 119 presos políticos, de los que se dijo que
habían muerto en purgas internas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR),
agrupación que luchó con las armas contra la dictadura.
En el caso de Arturo Barría, el tribunal de alzada santiaguino condenó en un
fallo unánime a siete años de presidio a los generales retirados César Manríquez
Bravo y Raúl Iturriaga Neumann y al brigadier Pedro Espinoza Bravo.
A cinco años y un día de prisión fue condenado el coronel de Gendarmería
(Servicio de Prisiones) Orlando Manzo Durán y a tres años y un día al capitán
Luis Pavez Parra, quien podrá cumplir la pena en libertad vigilada.
Además, el tribunal absolvió a los agentes Manuel Avendaño González, Alejandro
Astudillo Adonis y Demóstenes Cárdenas Saavedra y ratificó la absolución de otros
56 resuelta por el juez de primera instancia Julio Crisosto.
El magistrado, en la investigación, estableció que en agosto de 1974 Arturo Barría fue
citado a la Escuela de Suboficiales del Ejército por haber supuestamente participado en
manifestaciones políticas en el funeral de un alumno del liceo en el que impartía clases
de música.
Al concurrir a la citación, el profesor fue detenido y enviado a un campo clandestino de
torturas y exterminio de la DINA, donde fue visto por prisioneros supervivientes hasta
avanzado el mes de septiembre, cuando se perdió su rastro.
Fuente: Colectivo 119, familiarxs y compañerxs
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